lunes, 11 de mayo de 2009

"Arngrimur Valka"


Su madre, en un alarde de osadía, le había impuesto el nombre de Taras Bulba, cual recio cosaco de las estepas rusas, pensando que con semejante nombre sería respetado en las vicisitudes de la vida, pero Taras era un pusilánime y, en aquellos instantes que siguieron a su primer día de trabajo para la MONJA COBRADORA, se sentía un miserable inútil. No sólo se habían reído de él, sino que no había conseguido meterse en el papel, lo cual era mucho peor.
Taras era dueño de una imaginación desbordante y se interpretaba a sí mismo cada vez que se veía en un apuro, hacía de tipo duro, de amigo gracioso y hasta de rey de Dinamarca si se terciaba la ocasión.
Era un tanto excéntrico y maniático.
Dejó su uniforme de monja sobre la silla y se metió en la cama.

-¡Mañana lo bordo!-se dijo y, acto seguido, cayó en un profundo sueño.

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