viernes, 2 de mayo de 2014

En la picota

-Éramos siete fulanos, siete tíos preparados para lo bueno, pero para lo bueno de verdad.-sorbió su whisky mientras yo me dejaba hacer por debajo de la barra.- yo era un hacha con la navaja, ponte en el caso de que se te ocurriese venir a atacarme por sorpresa con un cuchillo, así por poner, bueno, pues yo te lo manejaría de tal forma que acabarías clavándotelo tú.

-Ajá.-medio exclamé.

-Éramos un cuerpo de élite, de lo mejorcito, a mí me querían los yanquis de lo bueno que era, la puta CIA me puso un contrato en las narices, pero no me dejé convencer, ¡yo sabía lo que valía amigo!-¡guapa ponme otra copa, pero quítale hielo, a mi me va lo caliente!-dirigió una mirada turbia a mi escote, creo que vi caer baba.

-Y dime-le animé-¿cómo es que no estás en la puta CIA?

-Yo valgo más que toda esa mierda junta, yo te trabajo el asunto profesionalmente, le doy a todo, me da igual un colt que un kalasnikov, soy capaz de desabrochar un sujetador a tiro de flecha con una mano a la espalda.

-¡Mima!-exclamé-¡Chico,no se puede pedir más!

De repente entró un fulano bramando airadamente desde la puerta del bar.

-¡Manolo! ¡me cago en dios!¡Ya estás otra vez con el cuento de los siete enanitos!-dijo dirigiéndose a mi “amigo”-¡Quita la maldita camioneta de las bombonas de la entrada, joder, todos los días igual!

3 comentarios: