viernes, 26 de junio de 2009

La pequeña vida de un trashumante


Después de escarbar un poco en mi memoria, visioné un puñado de imágenes, que más bien parecían calcadas de un corrillo de comadronas salidas, por lo que desistí de sacar algo en limpio de mi cabeza en esos momentos.

Me incorporé lo suficiente, para no derramar ni gota del brebaje conjurado que allí se había preparado y que, hincado sobre un menisco, me ofrecía El Mesías.

-Bebed todos de él, porque esto será la sangre de mi cuerpo.-habló El Mesías a todos los allí presentes.

Nunca viera yo una fe tal como la de aquel rebaño.

Volví a indagar en mi maltrecha mente, en busca de recuerdos de algún tipo, y esta vez vislumbré un peñasco y un par de escenas del Apocalipsis y tuve que admitir, que me habían jodido bien todos aquellos años de educación infantil.

2 comentarios:

  1. Jejejejej a veces teño que admitir que non me entero de nada....pero tu tranqi que eu sigo ententando jejejejejeje.
    Un saludo o Inglés

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  2. Jajajaja,
    encantame a tua sinceridade!

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