martes, 23 de junio de 2009

Prosa


Esto no se lo había contado a nadie antes, pero algunas noches en las que no consigo caer dormida y ya estoy cansada y aburrida de masturbarme, salgo furtivamente, como una cobra, y me dedico a cegar farolas por todo mi barrio.
Tengo muy buena puntería.
También corro como una posesa cuando algún amigable miembro del vecindario me descubre en mi propósito de dejar sin luz a media parroquia.
Están alienados por completo, esos pobres desgraciados no se dan cuenta de que la vista del cielo mejora muchísimo sin el obstáculo que suponen esas jirafas luminosas.
Además, la existencia de estas abominaciones lumínicas, no va a impedir que cualquier ladronzuelo de tres al cuarto entre en tu casa con toda tranquilidad, como yo misma acabo de comprobar.

2 comentarios:

  1. Algun dia te acompaño,porque tienes razon las estrellas se miran mejor sin las farolas un beso y cuidate

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  2. Cuando quieras!!!
    probaremos puntería al mismo tiempo que realizamos un bien social, aunque haya quién no esté de acuerdo...jeje

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